Es un hecho que la tecnología se ha tomado una parte esencial de nuestra vida cotidiana, nos levantamos y lo primero que hacemos es ver las notificaciones de nuestro celular, vamos a la cocina, encendemos la luz, sacamos algo del refrigerador, calentamos la comida en el microondas, está prácticamente en todas partes y alejarse de ella es complejo si no imposible en esta sociedad globalizada.
Es innegable que nos ha facilitado la vida a niveles inimaginables, abriendo puertas hacia la inclusión e independencia de un gran grupo de personas. Sin embargo, como todo en la vida, tiene su lado oscuro.
Al año se desechan aproximadamente 50 millones de toneladas de “basura tecnológica” (entiéndase este concepto como todo aparato que para su funcionamiento necesite de electricidad). Para poner en perspectiva, al año se botan 4.500 torres Eiffel hechas de residuos tecnológicos.
Cerca de la mitad de estos residuos son artículos de uso personal, ya sea; celulares, notebooks, pantallas, televisores, tabletas, etc. Estos suelen tener más de 60 elementos dentro de sus componentes, los cuales son muy valorados en la industria tecnológica por su alta conductividad.
Anualmente esta basura tiene un valor total de $62.500 millones de dólares y de acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones en el año 2017 fueron desechados $21.500 millones de dólares de oro y $13.000 millones en cobre.
La revista Environmental Science & Technology publicó un estudio el cual indica que es 13 veces más costoso extraer los materiales desde la tierra que reciclar y sacar el material ya existente en la basura tecnológica.
Lamentablemente, y a pesar de que es mucho más económico reciclar, sólo se reutiliza un 20% de estos desechos por la “minería urbana” la cual es una práctica que consiste en extraer los materiales valiosos de los dispositivos descartados.
¿Cuál es la causa de la basura tecnológica?
Nos encontramos con cinco agentes que juegan en contra del medioambiente y que son los principales culpables de este problema.
OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
Es una práctica muy común dentro de las empresas de tecnología, las cuales le ponen una fecha de vencimiento a sus productos, obligando a los consumidores a adquirir uno nuevo. Esto lo podemos ver en nuestros celulares, cuando recién es sacado del empaque funciona de maravilla, pero a los dos o tres años de estar en nuestro poder ya no funciona como antes y nos vemos en la necesidad de comprar uno nuevo para volver a vivir la experiencia como en el primer día.
OBSOLESCENCIA PERCIBIDA
Va mucho más allá que el mal funcionamiento de los equipos, sino que a pesar que se encuentre en perfecto estado, el marketing y la publicidad crean la necesidad en las personas de adquirir una nueva versión, esto solo porque tiene leves mejoras.
PROYECCIÓN SOCIAL
Está directamente relacionada con la anterior, pero con la diferencia de que esta apunta más a una superioridad económica y social de ciertos grupos, es decir, las personas adquieren los productos más nuevos y caros para diferenciarse de los demás.
HIPERTECNOLOGIZACIÓN
Este concepto apunta a que, en la actualidad, absolutamente todo tiene algún componente tecnológico, por ende, al existir más, se desecha más.
MALA GESTIÓN DE RESIDUOS
Hay veces que los aparatos, a pesar de que se intenten arreglar y conservar, ya no funcionan, siendo desechados en cualquier sitio sin medir las consecuencias que esto podría llevar.