Los cambios generan periodos de estrés, como un cambio de trabajo, la muerte de un ser querido o incluso mudarse, afectan la salud mental de las personas. Pero hay otros cambios que se alejan de la interna y pasan a ser cambios colectivos, como las manifestaciones sociales.
Cuando se presenta una crisis social, los caminos de la normalidad se ven afectados por las grandes manifestaciones, la violencia que se presenta en estas, los medios de comunicación cubriendo la noticia, los virales en las redes sociales y la incógnita de saber cuando todo va mejorar.
La incertidumbre detona cuadros depresivos, ansiedad, crisis de pánico y estrés post traumáticos siendo este el que más afecta a la población.
Salud mental en Chile.
De acuerdo a la encuesta El Chile que Viene Salud 2019, elaborada por Cadem, menciona que 7 de cada 10 chilenos afirma tener o haber sufrido alguna enfermedad o problema de salud mental, al mismo tiempo el 22,9% de las licencias médicas son por trastornos mentales.
La salud mental en Chile es un tema que aun no está solucionado y los profesional del área dan a conocer su preocupación, ya que exponen que es de real importancia cubrir al máximo estas enfermedades.
Otros estudios de salud mental en Chile muestra que uno de cada cinco adolescentes tienen algún tipo de trastorno, cifra que en los últimos cinco años se ha elevado a un 50% o más en la entrega de licencias médicas, además de que Chile están en el segundo lugar a nivel mundial en los países de la Ocde.
La situación es tan preocupante que en Chile solo se ocupa 1,9% del gasto total de salud en el área de salud mental y solo la depresión en personas mayores de 15 años o más, Alzhéimer y otras demencias, trastorno bipolar y esquizofrenia son cubiertas por las Garantías Explícitas en Salud, el resto queda fuera y deben ser atendidas de forma particular, siendo de costos muy altos.
El tormento de los recuerdo.
Muchas veces los contextos actuales traen a la memoria episodios de la vida anteriores, similares y que fueron muy traumáticos, reactivando las vulneraciones y los temores.
“Está estudiado, que en situaciones como esta, comúnmente se producen casos ansiosos, depresivos, trastornos del sueño, sentimiento de culpa y aumento en la violencia doméstica, pues la frustración y el miedo lo vuelcan contra la familia. Asimismo, aumenta el consumo de alcohol y otras sustancias para manejar la ansiedad y el estrés, además se incrementan las tasas de suicidios”.
Según los especialista esto no solo afecta a la comunidad civil, si no que también a la fuerza policial y uniformados que deben estar expuestos en las calles para mantener el orden.
También se explica que el clima de violencia se debe a un fenómeno llamado anomia social, es decir que en el actuar colectivo las normas sociales se ven anuladas mentalmente.
Exponerse a los medios.
Los expertos recomiendo evitar la sobre información a los niños, intentar desconectarse algunos momentos de las redes sociales y los medios de comunicación, especialmente donde existan gran cantidad de noticias violentas.
Las redes sociales son una fuente de información importante en medio de una crisis social, ya que no solo se entrega información de los canales formales, las personas pueden contar sus experiencias y desahogar sus frustraciones.
Otras recomendaciones a tomar.
1. Pedir apoyo a círculos cercanos.
Tratar de mantener los vínculos y la solidaridad con tu seres queridos, aporta en superar las adversidades juntos, evitar estar solo y expresar los sentimientos y emociones en los grupos sociales.
2. Relajación y organización
Hacer análisis internos que ayuden a comprender los temores, dificultades y fortalezas de cada uno.
3. Expresar los sentimientos.
Mantener comunicación y no guardar los temores y tristezas.
4. Escucha a tu alrededor.
Es importante escuchar a los demás sobre sus experiencias e intentar comprender y no juzgar a las personas que se está expresando.
5. Todos somos diferente.
Entender que todas las personas reaccionan diferente ante situaciones de crisis, por lo tanto es importante ponerse en el lugar del otro.
6. Mantener la rutina y distraerse.
Tratar de que permanezcan los hábitos ya establecidos, las horas de sueños, los horarios de comida, el deporte semanal. También intentar hacer actividades recreativas que distraigan un momento del acontecer, como jugar juegos de mesa o salir a caminar.